jueves, 24 de junio de 2010

La dualidad existe también ¡en tu cocina! ¡Tan-tan-tán (música de suspenso)! Helado de vainilla & Crème Brulée

La primera receta que se me ocurrió para compartir, está inspirada en un clásico de la literatura victoriana, un viejo conocido que ha sido llevado decenas de veces a cine, al teatro, al cómic e incluso a los dibujos animados: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson y es que, por solo citar un ejemplo, ¿quién no recuerda a Tweety (Piolín en México) transformarse en una horrible, malformada y enorme ave?

Hay que recordar que la historia habla de la dualidad, el Dr. Jekyll es un respetado y discreto médico en la represiva sociedad victoriana. Su contraparte, Mr. Hyde, es un hombre de carácter más bien brutal, dedicado a disfrutar de todos los placeres prohibidos y mal vistos por la sociedad de la época. Para quienes no conozcan la historia no diré más, sólo añadiré que en ella vemos una encarnizada lucha del bien contra el mal.

En seguida, la receta de dos postres –no podía ser de otra manera- que tienen la peculiaridad de usar los mismos ingredientes, aunque la proporción y la preparación de cada uno de ellos nos llevarán a dos resultados totalmente distintos.




Exactamente lo mismo: Leche, crema, huevos, azúcar y vainilla.




Pero resultados diametralmente opuestos




Manos a la obra con el primer postre

Helado de vainilla





  • 250 ml (una taza) de leche


  • 4 yemas de huevo


  • 250 ml (una taza o 1/4 de litro) de crema para batir (crema dulce, nata, crema de leche) batida a picos suaves (si levantamos el batidor se hará un "rizo" en la punta)


  • 100 g de azúcar granulada


  • 2 cucharaditas (tsp) de extracto natural de vainilla



Manera de hacerlo

Hay que poner a calentar la leche con la mitad del azúcar, cuando esté a punto de hervir se añade el resto del azúcar a las yemas. Se retira la mezcla de leche y azúcar del fuego y se agrega un poco de a las yemas, esto es para temperar y que no nos queden huevos revueltos dulces¡¡yack!! Hecho ese difícil y vital paso se unen las yemas con el resto de la leche caliente y eso se regresa al fuego (hay que revolver con pala de madera o espátula de silicón, pues si se hace con batidor se hará espuma y en esta ocasión eso no nos sirve). La mezcla estará lista cuando nape, es decir, cuendo pasemos un dedo por la pala o espátula y se deje un "caminito" que ya no se volverá a unir.

Se retira del fuego, agregamos la vainilla y la colocamos esta mezcla en un baño maría invertido (un tazón colocado sobre otro con hielo). Se deja enfriar.

Una vez frío le agregamos la crema en forma envolvente para que no pierda tanto aire, este paso se hace lentamente y desde abajo.
Si tienen máquina para hacer helados, este es el momento de vaciar la mezcla y seguir las instrucciones del fabricante.

Pero si, como yo, no cuentan con una, hay que vaciar todo en un recipiente metálico y meterlo al congelador por media hora. Pasado ese tiempo se saca el helado y se bate para deshacer los cristales que se hallan formado, de esa manera nuestro helado quedará sedoso.
Hay que repetir esa operación dos veces más.

Después, ¡todos al ataque del helado Dr. Jekyll!




¿Se antoja?



Y a pesar de no haberlo hecho en máquina para helados, su textura queda deliciosamente cremosa





Ahora, la segunda receta en esta dualidad de nuestros ingredientes básicos.




Crème brulée





  • 7 cucharadas de azúcar más 2 para cubrir la crème


  • 5 yemas


  • 250 ml (1 taza) de leche


  • 2 tazas de crema para batir (crema dulce, nata, crema de leche)


  • ½ cucharada (tbsp) de extracto de vainilla


Y esta se hace así:

Una vez que ya tengan todos los ingredientes dispuestos y poco antes de empezar a preparar hay que encender el horno a 160° C (320° F), pues cuando vamos a hornear algo hay que precalentarlo de 15 a 20 minutos para que la cocción sea pareja.

Poner al fuego la leche, la crema y cuatro cucharadas de azúcar, mientras mezclar las yemas con tres cucharadas de azúcar. Retirar la crema del fuego y mezclar con las yemas (temperar primero, igual que en la receta anterior), agregar la vainilla y enseguida vaciar en moldes de cerámica individuales de bordes bajos ( también se vale usar, los clásicos ramekines o ramequines).

Los moldes se colocan en una charola a la que le pondremos agua caliente (el agua debe cubrir hasta la mitad de los moldes y no debe hervir).

Hay que hornear estas delicias por 40 o 50 minutos, no deben quedar totalmente cuajados, si movemos el molde el centro debe "bailar" un poco.

Se dejan enfriar y se meten al refrigerador por toda la noche (no es un postre para fast food) o al menos tres horas.

Poco antes de servir usaremos las dos cucharadas restantes de azúcar para poner una delgada cubierta sobre la crème. Enseguida se carameliza usando un mechero especial o metiendolo al horno con el grill encendido, este paso dura apenas unos cinco minutos -según sea el horno que usas-.

Una vez conseguida esa maravillosa costra de caramelo, no queda otra más que disfrutar de este postre salido de las cálidas entrañas de nuestro horno.

Que aproveche esta crème brulée dedicada al ardiente e impetuoso Mr. Hyde.



¿Qué tal una lectura acompañada de un postre decadente?



¡Crack! Disfruten el sonido de la cuchara rompiendo la fina costra de azúcar caramelizada.




No está mal un acercamiento extremo del delicioso bocado a punto de engullir ¿eh?




Espero que estas recetas pronto tengan lugar en tu cocina y las disfrutes en compañía de buenos amigos o ¿Por qué no? Acompañando la lectura de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.



¡Ah! Una cosa que olvidaba: estas recetas son básicas, una vez dominadas puedes jugar al incorporar otros sabores, incluso a experimentar -casi como lo hacía el Dr. Jekyll- con tus propias combinaciones.

Había una vez

¡Qué gusto que estés leyendo Letras y recetas! Mil gracias por acompañarme en esta incursión -en la que no vengo sola, pues cuento con la incalculable ayuda de mi amado Paulo Roberto, quién me ha hecho el diseño del encabezado y además es mi fotógrafo de cabecera- por el mundo increíble de los blogs.

En mi perfil podrás ver, que cuando era una pequeña deseaba ser una bruja. Creo que cocinar tiene mucho de magia: la masa de un pan que leva, una salsa que espesa, pedir un deseo cuando se hace un pozo con harina, en fin, tantos actos de magia que tienen lugar en la cocina -ya no se diga cuando hay que hacer rendir un plato-.
Otra de mis pasiones es la lectura, acto también mágico pues es capaz de transportarte a lugares desconocidos e insospechados.
Así es que tratando de conjuntar ambos mundos es que concibo este blog, compartiré historias y recetas -inspiradas por las historias-, jugaré a cocinar acompañada por el placer de la lectura.
Será grandioso para mí saber que compartimos estas aficiones y que alguna vez tu cocina y la mía estarán unidas por deliciosos aromas o que la mesita junto a nuestros sofás albergará -en algún momento- la misma lectura.
Espero lo disfrutes tanto como yo
Analu