martes, 20 de julio de 2010

Oscuros Maullidos * Tarta de chocolate oscuro


"Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.
Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. "

"El gato negro" Edgar Allan Poe (trad. Julio Cortázar)







A Edgar Allan Poe lo leí por primera vez cuando yo tenía unos doce años, sobra decir que desde entonces caí bajo su influjo. Nunca lectura alguna me había asustado y maravillado de tal manera, nunca hasta ese momento texto alguno me había rescatado de las garras de la triste realidad que permeaba mi vida.

Sí, a mis doce años vivía una triste realidad pues mi mundo empezaba a cambiar de una manera apresurada e inmisericorde, mi cuerpo, mi imaginación y mis sueños, incluso mi estructura familiar comenzaban una nueva época, de pronto la vida se parecía a algún argumento del programa de televisión "Dimensión Desconocida" en el que aparentemente todo era igual, pero en realidad era diametralmente distinto.

La vida, mi vida, que antes era como un cuento de hadas, ahora se volvía en el escenario ideal para una historia de horror.

El monstruo es un ser despreciado, el miedo que provoca nace de su peculiaridad, es el otro, el diferente, el que vive aislado por necesidad y algunas veces por elección. Cuando saltamos de la niñez a la pubertad nos volvemos el monstruo; nuestro cuerpo comienza a cambiar: con brazos y piernas más largos que nunca nos volvemos torpes, nuestro rostro se llena de pústulas de grasa, la voz no fluye como antaño, los ciclos lunares juegan con nuestro organismo, empezamos a transformarnos en licántropos incompletos. Por si eso fuera poco, no encontramos acomodo ni en nuestro círculo inmediato ni al exterior, en las reuniones familiares nos asignan lugar en la mesa "de los niños" que a estas alturas nos miran raro pues no somos más uno de ellos, en la calle nos ruborizamos si nos llaman "señorita" o "muchacho". Únicamente encontramos acomodo con quienes compartamos la tortura que representa la adolescencia, con quienes comparten nuestra nueva monstruosidad.

Pero aún, cuando estábamos alejados de nuestros iguales, nos podíamos acompañar por esos amigos que, hasta la fecha, con sus tatuajes de tinta negra nos narran historias, que nos regalan con la esperanza de darnos refugio entre sus paredes de papel, entre sus muros de cuero y cartón. Cosa maravillosa, además, leer nos volvía libres. Si desde el momento afortunado en que fuimos capaces de leer fuímos libres, ahora lo éramos más, de una forma nueva y más poderosa ¡Desde ahora no necesitabamos de la narración de alguno de nuestros padres para viajar en las historias celosamente contenidas en un libro que ellos escogían! Nosotros poseímos a la lectura y ella nos poseyó a nosotros.

En esa irrefrenable necesidad de conseguir un refugio seguro y mío, me encontré con el maestro Poe, poseedor de una maravillosa capacidad para lograr envolverme con la magia extraída desde la oscuridad de su alma y que de manera magistral transformó en cuentos,
en poesía, en novela, incluso en dramaturgia. Aunque parezca extraño, huía del horror de mi realidad para refugiarme en la literatura de horror ¿cómo es eso posible? De los monstruos de la vida real es difícil escapar, de los que se ocultan en los renglones de un texto nos ponemos a salvo con tan sólo cerrar el libro. Siempre podemos volver a él y de todas las visitas salimos venturosos.

Pensar en Poe, es pensar en la oscuridad, en las adicciones, en turbios secretos ocultos entre paredes o entre duelas; acompañarse con Poe es caminar de la mano de la locura, de lo onírico, es imaginar sabores amargos, dulces, picantes.

Inspirada por el maestro y por mi alegremente asumida adicción al chocolate oscuro, se me ocurrió hacer una tarta tan oscura como Plutón. No me importa si al comer un trozo de esta delicia mi frente o barbilla se ven coronadas por un grano ¡no me importa transformarme en monstruo! Un postre de chocolate ¡bien vale una misa!

Tarta de chocolate Plutón

Corteza

90g. de azúcar glass (impalpable, de confitería)

260g. de harina

20g. de cacao en polvo

1 pizca de sal

1/2 limón (la ralladura)

1 yema

1 c (tsp) de extracto de vainilla (por lo que más quieras ¡que no sea artificial!)

1 c de café soluble

140 g de mantequilla (manteca) fría y cortada en cubos pequeños.

Se hace así:

Bate ligeramente la yema y agrega el extracto de vainilla y el café. Reserva.

Cierne la harina, el cacao y el azúcar, enseguida coloca estos ingredientes en el procesador de alimentos (robot), procesa un poco y enseguida añade la sal, la ralladura y la mantequilla, mezcla hasta que se hayan formado trozos del tamaño de un chícharo (arveja, guisante). Agrega la yema que mezclaste con la yema y el café, procesa hasta que los ingredientes esten integrados. Si tienes duda, toma un poquito de esta masa y mézclala entre tus dedos, la pasta de quedar unida y húmeda.

Enharina una superficie de trabajo y forma un bollo con la masa anterior, procura manipularla lo menos posible ¡no amases por que se volvería muy quebradiza!

Envuélvela en plástico adherente y refrigera por media hora. Cuando saques la masa del refrigerador (heladera) córtala y vuelvele a unir, esto es para distribuír uniformemente la temperatura, recuerda no manipular demasiado. Vuelve a formar la bola o bollo y con el rodillo extiende sobre una superficie enharinada. La masa debe quedar de unos 6mm de grosor. Forra un molde para tarta y hornea en blanco o a ciegas (¿?). Para hornear en blanco coloca papel encerado sobre la masa cruda y agrega peso, puedes agregar arroz o frijoles crudos (caraotas, porotos, habichuelas, alubias). Cocina en horno precalentado a 170° C de 20 a 25 minutos.

Una vez cocida, saca del horno y deja enfriar para poderla rellenar.


Relleno de chocolate oscuro muy oscuro:

300g de chocolate oscuro al 70% picado

250ml (1taza) de crema para batir

60g de mantequilla en trozos y a temperatura ambiente

1/4 t de jengibre confitado en cuadritos*

chocolate oscuro y blanco rallado para decorar (opcional)

Se hace así:

Pon a calentar la crema, antes de que empieze a hervir retírala del fuego y vacía sobre el chocolate picado, deje reposar un par de minutos y luego mezcla bien, agrega poco a poco la mantequilla. En escencia, esto es una ganache, con esta mezcla se pueden rellenar y cubrir pasteles o hacer trufas.

Coloca los pedacitos de jengibre en la corteza de la tarta y enseguida añade la ganache de chocolate. Deja enfriar hasta que el relleno tome consistencia y ¡a maullar de gusto probando esta delicia oscura!

¡Chocolateeee! ¡Chocolateeee!


Consejo de Bruja: si no consigues jengibre confitado puedes prepararlo como enseguida te indico.

*Jengibre confitado

Corta 10g de jengibre en julianas. Haz un almibar con 1/2 taza de azúcar y 1taza de agua, cuando el almibar esté hirviendo agrega el jengibre. Deja cocer por 20 minutos o hasta que el jengibre se ponga transparente. Para pelar el jengibre sólo necesitas usar una cuchara, pues si usas un cuchillo o pelador le arrancarás más carne de la necesaria.


¿Se notan los trocitos de jengibre?

Decidí rallar un poco de chocolate oscuro y blanco para decorar la superficie de la tarta, pero además para honrar también al gato Plutón (al primero y al segundo). "Durante algunos minutos había estado mirando dicho tonel y me sorprendió no haber advertido antes la presencia de la mancha negra en lo alto. Me aproximé y la toqué con la mano. Era un gato negro muy grande, tan grande como Plutón y absolutamente igual a éste, salvo un detalle. Plutón no tenía el menor pelo blanco en el cuerpo, mientras este gato mostraba una vasta aunque indefinida mancha blanca que le cubría casi todo el pecho." (Ibid.)



8 comentarios:

  1. mmmmm se ve delicioso...mmmm....
    NOTA.. SERÍA MUCHO PEDIR LA RECETA PARA UN RICO PASTEL DE ZANAHORIA?...BESOS

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  2. Ana Luisa,
    Me encanta la gente como tú: policromática, capaz de ser universal, de encontrar conexiones y felicidad en todas las cosas.
    Fújur y yo te queremos y admiramos.

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  3. Felicidades sinceras, Ana Luisa. La entrada es grandiosa, viene directo de tu corazón. Lo mejor, para envidia de tus lectores, ¡es que yo saboreé tu creación!

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  4. La fábrica: tengo una sorpresa reservada al respecto. Garacias por la sugerencia y por la visita. Un gran abrazo

    Princesa: ¡Me honras con tus palabras! Gracias por la visita y el comentario. Por tí y por Fújur no puedo sentir más que lo mismo, deben saberlo bien -sobre todo tú-.

    Roberto Coria: Paulo Roberto, me halaga que te guste la nueva entrada, pero por favor no andes de presumidillo. Un trompazo

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  5. Coincido contigo plenamente, Edgar Allan Poe tambien fue (y sigue siendo) una de las lecturas mas impotantes desde que comencé a leer "en serio", El gato negro, El corazon delator, La caída de la casa Usher y tantos tantos otros. No sé porque sus escritos despiertan tal fascinación.

    Leyendote me han dado ganas de releerlo, ya lo puse en mi to-do-list

    Excelente post y como siempre excelente receta

    un abrazo

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  6. Mavele: Te agradezco muchísimo tus comentarios. Veo, además, que compartimos también el gusto por ciertos autores. Ojalá pronto puedas disfrutar nuevamente los textos del maestro Poe.
    Un gran abrazo

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  7. Esa exquisitez de chocolate y el helado de vainilla del que ya diste la receta... qué delicia! Cuándo me invitas un poco?Ánda no seas envidiosita!

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  8. Lucy: Una combinación demasiado pecaminosa. Deberías ponerla en práctica y me invitas. Un abrazo

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