miércoles, 6 de octubre de 2010

¡Vuela con las alas de un cuervo! * Biscotti de chocolate


“-¡B rujo, ave del infierno! ¡Brujo, diablo, ave profeta!
Por el cielo que nos cubre, por el Dios que adoro yo,
dile a esta alma compungida si en aquel Edén lejano
logrará abrazar a aquella pura y radiante doncella, tan hermosa que los ángeles llamaban Leonor.-
-Nunca más, el Cuervo habló.”

El Cuervo, Edgar Allan Poe (trad. Ana Elena González Treviño)

La madrugada del 7 de octubre de 1849, el Washington College Hospital se volvió mudo testigo del ingreso de Edgar Allan Poe a la inmortalidad. El paso de los años no ha servido para arrojar luz sobre los últimos días de Poe que, siguen siendo un misterio. A los pocos días de su muerte física, un artículo infamante salió a la luz, escrito por la pluma traidora de un miserable.




















Aunque se dice que la historia la escriben los vencedores, únicamente los vencedores son los que pasan a la historia, imponiéndose con su talento al olvido, renaciendo, a cada momento en los ojos maravillados de los viejos o nuevos lectores. En contraste ¿Quién te recuerda con admiración a tí, ladrón de sueños? ¿Quién fuiste tú, Rufus Griswold?



Hoy, mis reverencias están dedicadas al maestro Poe, quien jamás tuvo miedo de explorar en las oscuras profundidades de su alma para de ella expulsar fantasmas, muertos, alaridos, dementes, horrores o cuervos capaces de despojar de la esperanza.

Hace ya un año, en el marco de la conmemoración del Bicentenario del natalicio de Edgar Allan Poe, el Colegio de Letras Modernas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM fué artífice de diferentes actividades para recordar al escritor. De los trabajos conmemorativos se desprende una publicación que alberga varios poemas, tanto en su idioma original como con sus respectivas traducciones al español (Poe, Edgar Allan (trad. Proyecto Helbardot), El Cuervo y otros poemas, 2009 Stonehenge Books).

En vida, El Cuervo fue uno de los pocos trabajos que le valieron el reconocimiento del público, los auditorios se llenaban cuando Poe se presentaba para hacer alguna lectura del exitoso y escalofriante poema, cuentan que los niños perseguían al maestro con la súplica de que los asustase y le apodaban "El Cuervo".


Poe sufrió pérdidas afectivas desde su primera infancia, no conoció a su padre y a los tres años de edad la tuberculósis le arrebató a su querida madre. Esas no fueron las únicas, podría decir que, a lo largo de su vida, la única compañera que no le abandonó fue la Muerte y de cuando en cuando, la locura.


El cuervo es un texto desgarrador, pues no da lugar a la esperanza ni al raciocinio, el melancólico personaje que dialoga con el ave de oscuro plumaje no puede asirse ni a la fé ni a la ciencia. Basta una frase para arrancarle cualquier intento: "Nunca más (Nevermore)", incluso podría decirse que el hombre se regodea en su dolor, pues lanza al cuervo preguntas que sabe tendrán la misma desconsoladora respuesta.


No habrá una segunda oportunidad para abrazar a la mujer amada, nunca más.


Jugando con la ironía, el día de hoy escogí preparar biscotti, una preparación que necesita de "una segunda oportunidad" para ser lo que conocemos: una galleta realmente crocante debido a que requiere ser horneada dos veces. Como un dato curioso habrá que señalar que el acompañante clásico para los biscotti es el Vinsanto o Vin Santo, ha generado diferentes hipótesis acerca del orígen de su nombre, para estar acorde con el mórbido poema tomaré la teoría que sugiere que su nombre se origina del hecho de la bebida es producida en los primeros días de noviembre, coincidiento con el ancestral festejo de Todos los Santos.


Los ingredientes para preparar estas delicias son pocos, y a pesar de la doble cocción la receta es muy sencilla y el resultado realmente delicioso. Así es que, en honor al maestro Edgar Allan Poe, ¡manos a la obra!




Biscotti de chocolate



  • 3/4 de taza de almendras tostadas

  • 2 huevos

  • 1 pizca de sal

  • 1/3 de taza de azúcar granulada

  • 1 taza de harina blanca

  • 1 cucharada de polvo para hornear

  • 1/2 taza de cocoa (cacao) en polvo

  • 1/2 cucharadita de extracto de vainilla

  • 1/2 cucharadita de extracto de almendra


Para hacerlos:


Precalentar el horno a 180° C


Bate los huevos agregando el azúcar dos cuacharadas cada vez. Cuando la mezcla esté cremosa y pálida añade los extractos. Agrega los ingredientes secos ya cernidos y las almendras tostadas. Integra todo muy bien.


Con las manos húmedas forma un cilindro de unos 30 x 9 cm, coloca este tubo en una charola engrasada y forrada con papel encerado (papel manteca). Hornea por 25 minutos.


Saca del horno y deja enfriar por 10 minutos, con un cuchillo de sierra corta rebanadas delgadas diagonalmente. Hay que ser excato con el tiempo de enfriado, pues si se corta muy caliente se pueden romper las rebanadas, y si se deja enfriar demasiado, endurecerá y no será posible cortar.




Baja la temperatura del horno a 165°C, acomoda las rebanadas en una charola y vuelve a hornear 10 minutos por lado. Recuerda que el ciste de este postre es que queden realmente crocantes, pues son galletas hechas para sumergirse en vino dulce o en café.


Los biscotti deben quedar bien secos. Saca del horno y deja enfriar sobre una rejilla.


Te aseguro que nunca más hallarás una receta más fácil y deliciosa de biscotti. Y a celebrar a Poe acompañando su paso a la inmortalidad disfrutando alguno de sus maravillosos e inmortales textos.

7 comentarios:

  1. ¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre ahora estará acompañado de los sabores de biscottis de chocolate y una taza de té.
    Saludos, Wastedcherry
    :)
    P.D.
    Sería muy agradable acompañar la palabra de poe, tus recetas maravillosas y la bebida ancestral con tu amena charla.

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  2. Grandiosa receta, Analú. El Maestro Poe debe sentirse orgulloso que sus lectores lo mantengan vivo en compañía de tu creación. Besos.

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    un beso,
    Myriam

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