sábado, 30 de abril de 2011

Doktor Freud, doktor Freud, se le solicita en el diván... * Challah


“Dora cruza su mano derecha para rascarse la oreja izquierda y así, en imitación de Freud, mirar de sesgo el reloj que se encuentra en el escritorio.
Dora: Bueno, es hora. (Se pone en pie.)
Freud: No.
Dora: Es decir, sí.
Freud: Faltan unos minutos.
Dora: No.
Freud: Dora, ven mañana, en todo caso puedes viajar mañana en la noche.
Dora: Éste es mi boleto para el Ave del Amanecer de esta noche. (Guarda el boleto en su bolsita y la cierra. Dice: ) Así que sí: es hora. ( Le da la mano a Freud..) Feliz nuevo siglo doktor Freud.

Freud y Dora se congelan. Un silbato lejano de tren. Ruido de un tren acercándose. Dora sale mientras crece el ruido del tren.
Oscuro.”

Fragmento de la obra “Feliz nuevo siglo doktor Freud” de Sabina Berman, 2001.

Hace ya casi nueve años, un diez de agosto a las 19:00 horas se daba la tercera llamada que marcaba el inicio de la puesta en escena del texto de Sabina Berman “Feliz nuevo siglo doktor Freud”. La escenografía –aparentemente- era austera, pero ese engañoso vacío pronto se vio ocupado por un texto y actuaciones bastante enriquecedoras. Además, con el transcurrir de la obra, la escenografía fue tomando otras dimensiones con el movimiento del tablado y la iluminación.

La maestra Berman aborda este capítulo importantísimo en la vida de Freud –no se diga para el psicoanálisis- con enorme conocimiento no sólo del quehacer dramático, sino también del episodio histórico (es patente su formación como psicóloga). De entre tantos elementos del texto –y por supuesto de la puesta en escena-, me parece interesante rescatar la aparición de Freud multiplicado por tres. Cosa que interpreté como el ello, el yo y el súper yo –conceptos fundamentales en la teoría del psicoanálisis-, hechos carne por su descubridor Aunque es importante señalar que tales personajes no cumplen a pie juntillas con la descripción de cada una de tales estructuras, y eso ni siquiera es necesario.

Otra situación maravillosa en la obra es la entrada a un nuevo siglo, hecho significativo pues la protagonista se encuentra también en esa difícil transición que es la adolescencia. Los actores de la puesta representan varios personajes, un desdoblamiento interesante en esta maraña que trata de desenredar el trabajo psicoanalítico.



El caso Dora, como muchos sabrán, se desprende de la consulta de una de las primeras pacientes tratadas por Freud, la mujer acudió a consulta en 1900 y la historia clínica fue publicada hasta 1905. Desafortunadamente para Dora (por cierto, nombre ficticio que el doctor le dio a la paciente) y para Freud el tratamiento no llegó a buen puerto pues Dora no accedió a continuar. Por su parte Freud se reprochó por no haber podido ser objetivo en el trabajo psicoanalítico. Sin embargo, y gracias a este aparente fracaso, Freud enuncia un nuevo concepto: el de la transferencia, El cual por su complejidad no ahondaré más en este texto. Pero si te interesa conocer más al respecto aquí una liga enriquecedora. (En la imagen Oda Bahuer/Dora)

En no pocas ocasiones Freud ha sido duramente criticado, en sus días fue severamente condenado por el hecho de atreverse a afirmar que los niños eran poseedores de una sexualidad –indignó más ese hecho que la explotación infantil en fábricas o minas-, otros tantos calificaron al psicoanálisis como pseudociencia y en la actualidad se le sigue reprochando el hecho de que haya considerado a las mujeres proclives a la neurosis por la envidia del pene. Sin embargo, hay que recordar que –como cualquiera- Freud no escapó a su época, el doctor fue atravesado por su tiempo, en el que las mujeres no podían trabajar sin ser mal vistas, o no tenían derecho a votar, entre otras cosas ¡Era un judío burgués en plena época victoriana!

No se deberían regatear méritos a los trabajos de Freud, pues sus trabajos han servido como base para el psicoanálisis moderno. A pesar de las discrepancias o coincidencias con el médico vienés, Melanie Klein, Carl Gustav Jung, Erich Fromm o Karl Jacques Lacan –por citar algunos , fundaron muchos de sus trabajos en los descubrimientos del médico vienés.

Casi al final de la obra Freud charla con Lou -escritora suiza con quien Freud estableció correspondencia-, de este intercambio en la escena se justifica de alguna manera el comportamiento “machista” del doctor:




Lou: (A nosotros.) Me sentí insultada, claro, y sumamente mujer. Como si un rubor recorriera todo mi femenino cuerpo. Y tuve un creciente deseo de protestar, de decirle a Freud: así es, así ha sido durante siglos: las mujeres son los eunucos de la sociedad, sin libertad, sin dinero ni poder, pero puede ser distinto. ¿Por qué usted, que ha visto más allá de su propia cultura en tantas cosas, aquí no puede ver más allá? ¿Qué tal que Dora es…? Digo: podría imaginarse, ¿que tal que Dora es una nueva mujer?”



(En la imagen Lou Von Salomé, Nietzsche y Paul Ree)

Y así como Freud fue “atravesado” por su tiempo, también fue víctima de la persecución nazi por el hecho de ser judío y psisoanalista. Por algún tiempo se negó a dejar su natal Viena, sin embargo decidió abandonar el país después de caer en cuenta que su integridad y la de su familia era realmente amenazada.

Seguramente, en la tranquilidad de su nuevo refugio en Londres, el buen doktor pudo festejar las tradiciones de su religión sin temor alguno.

Para, de alguna manera, acompañar a Freud en la celebración del Rosh Hashanah (año nuevo judío que se celebra el primer y segundo día del primer mes del calendario judío). De acuerdo al cambio de ciclos abordados en esta entrada, te propongo preparar el pan tradicional de tal celebración: Challah o Jalá .

Cuando este pan se utiliza para el Sabath es trenzado y cada tira simboliza la paz, la verdad y la justicia. Para la celebración de año nuevo se forma una espiral para representar la continuidad pues no tiene principio ni fin. Entre los alimentos que no pueden faltar en esta celebración están las manzanas y la miel, ese día deben evitarse las comidas ácidas o amargas.





En ambas versiones se espolvorea con semillas de amapola que representan el maná caído del cielo en el desierto.





A poner pues las manos en la masa.


Challah

4 tazas de harina de trigo (480 gr.)

1/2 taza de agua tibia

6 cucharadas de aceite de girasol

1/4 taza de miel

2 huevos grandes (ligeramente batidos)

1 y 1/2 cucharadita de sal

1 cucharada de levadura instantánea

Para barnizar y cubrir:

1 huevo

1 cucharada de agua

1 pizca de sal

2 cucharaditas de semillas de amapola

Esparce la levadura en el agua. Deja reposar por cinco minutos; revuelve hasta que esté disuelta. Sobre una mesa de trabajo mezcla la harina con la sal, forma un pozo –pide un deseo- agrega la levadura disuelta y mezcla con un poco de la harina, forma una pastita blanda. Cubre con un trapo y deja reposar por unos 20 minutos –debe esponjar y hacer espuma-.







Aparte, mezcla los huevos, miel y aceite, añádelo al pozo de harina y ve mezclando poco a poco hasta que se forme una masa blanda. Forma una bola.



Acomoda en un tazón aceitado, engrasa ligeramente la superficie del bollo de masa. Cubre y deja reposar dos horas o hasta que duplique su tamaño. Pasado ese tiempo, desinfla la masa y déjala descasar otros 10 minutos.


Dale a la masa la forma de un pan largo de unos 50 centímetros de largo, los extremos deben ser más finos que el resto.




Enrolla la cuerda y colócala en una charola para hornear ligeramente engrasada, tapa con un trapo de cocina y deja reposar por otros 45 minutos (No es comida rápida).



Pincela el pan con un huevo mezclado con 1 cucharada de agua y una pizca de sal, espolvorea con las semillas de amapola.



Lleva a horno precalentado y hornea a 180° C por 45 minutos o hasta que el pan se vea dorado y produzca un sonido hueco si lo golpeas en la base.


Deja enfriar y si quieres seguir la costumbre sirve acompañado de un tarrito de miel y algunas rebanadas de manzana.













Y ahora sí ¡Feliz nuevo siglo doktor Freud!




Por cierto, el próximo seis de mayo celebraremos también el 155 aniversario de tu natalicio así que ¡glücklich Geburtstag herr doktor!

8 comentarios:

  1. Quierooooooooooooooo.
    ¿Quién toma las fotos? ¿El Señor Coria? Cuando hornee los pastelillos de Hada Muerta para el cumple de Analú necesitaré un buen fotógrafo. Esos pastelillos serán mi apoteosis.

    ResponderEliminar
  2. No, querida María Emilia. El mérito de las fotos es completamente de Ana Luisa. Yo me limito a saborear sus creaciones. Soy beneficiario de su talento. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Es una entrada con mucho trasfondo y que te deja con mucha hambre de paz, verdad y justicia (ups, espero que ningún lector se llame o apellide así, que quede claro que no soy antropófaga, en realidad no me gusta ningún tipo de carne, roja, claro…. Hum… ¿qué diría Freud de esto?
    De nuevo, Analú, gracias por tus recetas ilustradas.

    ResponderEliminar
  4. Con permiso de Freud, creo que no voy a esperar a ninguna de esas celebraciones para probar ese delicioso pan.

    ResponderEliminar
  5. Llegó hasta aquí con la recomendación de wastedcherry. Me encanta tu blog, aunque sólo lei completa esta sabrosa entrada y ojee algunas más, esto promete.

    Ensalivé con la receta del pan espolvoreado de semillas de amapolas, si es que parece un poema.

    Ah, y no te cuento lo que disfruté con el diván y la falta que me hace.

    Un beso, Analú

    ResponderEliminar
  6. Analú, para mi siempre es grato volver a tu blog, me entretiene y me fascina todo lo que escribes. Del Chalá ni hablar, es uno de mis favoritos y aunque no soy de origen judío reconozco que me encanta toda su pastelería y su bollería.

    Y si si sientes algo por Freud a lo mejor te gusten algunos de estos artilugios (a mi personalmente me matan)ah! y tambien hay de nuestro admirado Edgar Allan Poe !!

    Un abrazo y no dejes de publicar

    ResponderEliminar
  7. Princesa: Gracias por seguir visitando este blog, me alegra que te gusten las fotos y la entrada. Un abrazo.
    Paulo: Que amable al decir que te beneficias con mi talento, sí me lo creo.
    Wastedcherry: Mil gracias por ser una fiel visitante a este espacio y por recomendarlo. Ya haré alguna receta para "antropófagos". Saludos cariñosos.
    Oteador de los Mercados: Gracias por la visita y cuéntame que tal ha quedado tu pan. Saludos
    Tesa: Vaya que somos muchos los que necesitamos visita al diván, pero que sea en compañía de un buen lubro y una rebanada de challa o de manzana con miel. Gracias por seguir este blog. Un abrazo
    Mavele: Ya he checado tu recomendación ¡muy buena! De hecho una muy querida amiga me regaló no hace mucho un títere de dedo de Poe. Un cariñoso abrazo y a preparar Challá.

    ResponderEliminar