jueves, 19 de agosto de 2010

Tan blanca como la almendra, tan roja como la ciruela y tan oscuro como el chocolate * Panquecitos de ciruela y chocolate blanco



"Era un crudo día de invierno, y los copos de nieve caían del cielo como blancas plumas. La Reina cosía junto a una ventana, cuyo marco era de ébano. Y como mientras cosía miraba caer los copos, con la aguja se pinchó un dedo, y tres gotas de sangre fueron a caer sobre la nieve. El rojo de la sangre se destacaba bellamente sobre el fondo blanco, y ella pensó: "¡Ah, si pudiese tener una hija que fuese blanca como nieve, roja como la sangre y negra como el ébano de esta ventana!"




Blanca Nieves (Hermanos Grimm)



Los cuentos de hadas no cumplen únicamente con la función de ayudar a entrar en el mundo de los sueños a los pequeños insomnes. Además, estas historias tienen la posibilidad de ayudarnos a transitar de una etapa de nuestra vida a otra.



Sin darnos cuenta, los cuentos de hadas son reflejo de nuestras propias vivencias. Nos podemos identificar con las historias, con algún personaje o con algún detalle en particular. En algún momento de su vida, al niño le encantan las apariciones de reyes y reinas pues éstas figuras representan el poder absoluto, cuestión realmente maravillosa para un niño ubicado en su etapa de egocéntrico; en otra etapa se identifica con la angustia de Hansel y Gretel al alejarse de la comodidad y calidez del hogar; más tarde temerá al lobo devorador de niñas con caperuza que encarna al padre al que se le teme y odia.



Son innegables los mensajes ocultos que, gracias al psicoanálisis, se van develando en las historias de nuestra infancia. Sin embargo, y con el riesgo de perder perspectiva debido a mi añeja fascinación por la "Malvada Reina", no me ceñiré a la interpretación que del cuento hace Bruno Bettelheim (Psicoanálisis de los cuentos de hadas, 2003) y me atreveré a hacer mi propia disección de la historia. Arrogante, sí, pero la malvada Reina, bien vale el atrevimiento.



Primero que nada, me niego a clasificar a la Reina como una narcicista por el hecho de que continuamente consultaba a su espejo mágico, definitivamente dudo que un narciso ocultaría su belleza bajo el disfraz de una vendedora o una decrépita mujer. No es raro, además, que alguien se mire al espejo, todos los sujetos nos constituímos a través de la mirada del otro, que en el caso de la Reina es su espejo.



Sigmund Freud trató, entre muchos otros casos, la fobia de un niño llamado Hans, pero el análisis que Lacan hace del caso me parece más profundo pues incorpora elementos que Freud no contempló. En el caso Hans, el niño vivía aterrorizado por la idea de ser mordido por un caballo. Gracias al psicoanálisis, se determina que el pequeño atravesaba por la fase edípica y por esa razón deseaba que el padre muriera para poder vivir únicamente con la madre. Los deseos del niño le provocaban un gran sentimiento de culpa por lo que se creía merecedor de la mordida del caballo que además materializaba la amenaza de la castración. Los niños trasladan sus temores hacia otros objetos, personas o animales. En Blancanieves, el deseo de la pequeña por que la madre desaparezca, puede ser evidente por la ausencia de la propia Blancanieves, el niño siente culpa por desear la desaparición de la madre y por lo tanto, es ella quien desaparece en la oscuridad más allá de los límites del castillo.



La pequeña princesa se pierde en el bosque, lo que puede ser interpretado como la transición hacia otro estadio, en la que el alejamiento de los padres es necesaria (por la escuela, por el viaje de alguno de los padres, etc.). Esa nueva fase, además de traer miedos traerá también descubrimientos.



Lejos de su hogar, conoce a los enanos, hombres trabajadores que le enseñan sobre las nuevas responsabilidades en esta recién explorada etapa en la vida de la pequeña.

Aquí unos panquecitos "enanos" que le hacen compañía a Blancanieves.





Por otra parte, se habla de los celos que la pequeña Blancanieves despertaba en la Reina, pues la pequeña cada vez era más bella, hasta el punto de desplazar a su madre o madrastra (según la versión) del puesto como "la más bella del reino". Lo que yo creo, es que a la Reina le preocupaba más perder el poder, pues si pensamos en el Rey, la figura de éste es realmente débil y se le percibe como poco pendiente incluso de sus asuntos familiares, de manera que puedo inferir que quien reinaba en el castillo y en la comarca era ella, el poder debe ser una bebida más embriagante y adictiva.



A los cuentos de hadas les daremos diferentes interpretaciones dependiendo la etapa en la que los leamos. Pasa como cuando tomamos un libro que ya hemos leído, siempre descubriremos cosas nuevas, y eso es también parte de la magia, no sólo de los cuentos de hadas, sino de la lectura en sí.



Como un homenaje a uno de mis cuentos infantiles favoritos y aprovechando la época de las ciruelas (tengo que confesar que esta receta la hice hace dos meses), que bien pueden ser sustituídas por frutos del bosque donde vaga una niña tan blanca como la nieve, he aquí que he preparado esta receta inspirada por algunos elementos del cuento: Use chocolate y almendras tan blancas como la nieve, ciruelas tan rojas como la sangre y también chocolate oscuro, tan negro como el ébano.



Cuando pensaba en qué receta incluir para hablar de Blancanieves, lo primero y más obvio era hacer algo con manzanas, sin embargo la receta que a continuación te comparto, me parece casi tan deliciosa como los cuentos antes de dormir. Ojalá que te guste y te animes a prepararla.









Panquecitos de ciruelas y chocolate blanco




  • 100 g de chocolate blanco picado en trozos medianos

  • 300 g de harina de trigo cernida

  • 2 cucharaditas de polvo para hornear

  • 150 g de azúcar morena

  • 1 huevo

  • 1 cucharada (tbsp) de extracto de almendra

  • 225 ml de leche

  • 50 g de mantequilla derretida y fría

  • 300 g de ciruelas rojas deshuesadas y cortadas a la mitad (si no están de temporada, se pueden sustituír por frambuesas, zarzamoras o fresas)

  • 50 g de almendras molidas o en hojuelas

  • 24 capacillos de papel glasine medianos (pilotines). Ni no tienes capacillos pero cuentas con moldes para muffins, engrásalos y anharinalos antes de usar.




Manera de preparar estas delicias




Coloca los ingredientes secos en un tazón y mezcla bien. Aparte, integra los ingredientes húmedos, excepto la mantequilla. Une ambas mezclas y añade la mantequilla y el chocolate, mezcla con cuidado.




Acomoda los capacillos dentro de tus moldes para panquecitos. Llena tan sólo a la mitad de cada molde. Coloca media ciruela y agrega un poco más de la masa para cubrir la fruta. Recuerda que los moldes únicamente se llenan a 3/4 de su capacidad pues si llenas hasta el tope corres el riesgo de que se derrame la masa. Finalmente espolvorea con la almendra en polvo o en hojuelas.




A mí me gusta colocar los moldes de panquecito sobre otra charola para hornear y así evitar posibles quemaduras en la base de mis panquecitos. Hornea en horno precalentado a 180° C por 30 minutos o hasta lograr el consabido truco de introducir un palillo en el centro de alguno de los panqués y que éste salga limpio. Si metes más de una charola en el horno, procura rotarlas a mitad de la cocción para que todos queden uniformemente cocidos.






Saca del horno y coloca los panquecitos sobre rejillas para enfriar. Yo a veces no me resisto y me como un panqué calientito ¡Es una delicia comer el chocolate todavía caliente! Si tú, como yo, cuentas con boca con recubierta de asbesto, podrás saborear estas delicias todavía calientes.





Y si quieren esperar a la llegada del príncipe, los enanos, el cazador, el rey y la reina, asegúrense de tener listo el café para compartir estas delicias con tan animado grupo.

9 comentarios:

  1. Umm, qué rica receta y la guarnición de enanos me encanta, ahora que me alivie voy acompañarme de tu dulce sugerencia al momento de leer mis cuentos infantiles favoritos.
    P.D.
    Me pregunto qué diría Lacan acerca de mi obsesión con el duende Rumpelstilskin bebedor de cerveza

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  2. Querida Wastedcherry: Lamento escuchar lo de tu salud, verás que pronto estarás bien. Tu duende, en vez de convertir paja en oro, transformará tu enfermedad en pronta salud.
    En cuanto puedas acompañarte con el dúo "cuentos infantiles y panquecitos" y te sientes en tu sillón favorito mágicamente tus pies no alcanzarán el suelo.
    Respecto a Lacan, me temo que muchos seríamos pasto de sesudas disertaciones y valioso material de investigación.
    Un abrazo hasta las tierras hidrocálidas.

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  3. ¡Que delicia¡, tanto la receta como la lectura, Analú, me declaro tu fan

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  4. Kiac: Pues, mil gracias por el honor.
    Un gran saludo

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  5. Gracias, Analú por tan buenos deseos :), y claro que me comeré los panquecillos.

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  6. Muy interesante todo lo que cuentas, Analú, y la receta se ve muy rica. Mejor que no lleve manzanas, ya que eran envenenadas, jeje..

    Muchas gracias por tus felicitaciones.
    besos
    Gaby

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  7. ¡Oh! ¡Veo que han preparado una receta en mi honor: "tan blanca como la almendra, tan roja como la ciruela, tan negro como el chocolate..." ¿Y el verde? Eso sí, siento decirte, querida Analú, que Blancanieves no es mi nombre real...

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  8. En otros asuntos: ¡Qué buen blog es este! ¡En serio que qué buen blog!

    P.D. Sí, también me gustan los enanos, pero juro que no me llamo Blancanieves.

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  9. Gaby: Gracias por la visita, las manzanas ya vendrán más adelante...

    Princesa: Una entrada en tu honor se está cocinando, esta es demasiado terrenal.
    En otros asuntos: Disfruto mucho hacer este blog ¡Que halago que su majestad me dedique esas palabras!

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